
Maternidad a tu medida
En este reparto de roles, a las mujeres, entre otros, se nos atribuye el de ser madre y serlo de una manera determinada.
La naturalización de la maternidad ha vuelto invisibles a las maternidades en tanto vivencia, experiencia y elección, es decir, en tanto singularidad.
Desde la Psicología Perinatal, las maternidades son consideradas como Crisis Vitales. En tanto tales, plantean conflictos, sensaciones contradictorias, cambios psíquicos y transformaciones muy profundas en distintos niveles.
Estas transformaciones serán diferentes en cada quien y que estarán vinculadas a diversos factores: biológicos, emocionales, familiares, culturales y sociales.
Con la llegada de una maternidad, todo el mundo personal se desorganiza en relación a lo establecido anteriormente.
En el embarazo, parto, puerperio y primeros meses del/la bebé, se presentan diversos trabajos psíquicos a realizar, entre otros:
- el duelo por un cuerpo, que ya no es el que era, ni volverá a serlo, aún finalizada la gestación
- la transformación de un modo de vida, de una realidad cotidiana que ahora deberá contemplar la dependencia física y emocional absoluta de un otro, recortando ampliamente las posibilidades de independencia y uso personal de los tiempos y espacios
- la construcción de un nuevo rol, desconocido por completo hasta el momento, aun si no se trata de un/a primer/a hijo/a
Son diversos los escenarios con los que tiene que lidiar una madre en los comienzos de su maternidad.
Pueden ser abrumadores los desafíos psíquicos y adaptativos que tiene que atravesar.
Desde una “romantización” de la maternidad, y una supuesta "naturalidad" de la función materna, estos desafíos son minimizados y silenciados, estigmatizando y culpabilizando a mujeres que no encajan en los parámetros que marca un modelo de maternidad ideal.
¿Qué se espera de una madre?
Ante todo, que sea incondicional, que tenga disponibilidad permanente y ejercicio pleno y lineal de su rol, es decir, que jamás se queje y que no desee otras cosas más allá de criar. A ningún vínculo se le exigen tales características, solo al vinculo materno-filial.
Amamos profundamente a nuestro/as hijo/as, pero también nos agobia y desborda la tarea de criar, como le sucedería a cualquier persona a la que se le asignara como única o prioritaria función.
Maternar no es tarea sencilla, y es una tarea permanentemente atravesada por un sentimiento de ambivalencia.
¡Cuánto más sano sería aprender a convivir con ella, y dejar de exigirnos un permanente buen rendimiento!
"El nudo materno nos enseña que ser madre es lo mejor del mundo y es también lo peor; que ser madre es tener un poder omnímodo sobre otro y es también ser esclava de ese otro." (El nudo Materno - Jane Lazarre).
Las maternidades son ambivalentes, humanas, imperfectas, REALES. Intentemos vivirlas desde ahí, más sinceramente.







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